viernes, 11 de septiembre de 2009

FRACASO, INCOMPETENCIA Y DESPRESTIGIO EN LA ULTRAMODERNA UGR

La Universidad de Granada iniciaba este curso académico 2009/10 con la novedad en el sistema de la formalización de las matrículas de sus alumnos, que por primera vez se iba a realizar exclusivamente por internet, desterrando el tradicional sistema presencial en ventanilla, todo ello con el objetivo de dar una imagen más moderna y avanzada, y con la supuesta intención de facilitar los trámites burocráticos, mejorando su eficiencia. Los hechos a saber son los siguientes:



1- Junio de 2009: La UGR informa en junio, mediante su página web y a través de hojas fotocopiadas repartidas en las secretarías de las diferentes facultades, de la exclusividad de internet como única vía para efectuar las matrículas para el curso académico 2009/10, eliminándose por primera vez la posibilidad de la formalización presencial en ventanilla de las mismas.

2- 25 de julio de 2009: se inicia el plazo de solicitud de matrícula, para lo cual son dadas una serie de instrucciones en la página web de la Universidad que requieren, para aquellos que no son muy duchos en el tema, mucho más tiempo en su comprensión que aquel que hubiera sido empleado en realizar la solicitud de manera presencial, con una buena organización.

3- 9 de septiembre de 2009: Según se indicó en la información ofrecida por la UGR, este era el día asignado para la adjudicación de las peticiones de asignaturas efectuadas por el alumnado en el plazo anterior de solicitud de matrícula, pero en ningún sitio de la página web fue posible encontrar los resultados de estas adjudicaciones.

4- 11 de septiembre de 2009: es un viernes, y es el día en que tiene lugar la apertura del plazo para la comfirmación de la adjudicación de la matrícula, así como para la impresión de la carta de pago, plazo que concluye el lunes 14 de septiembre. Pero lo que acontece este viernes 11 es que el servidor de la web de la UGR se colapsa y resulta imposible llevar a cabo la tal confirmación de la matrícula, para lo cual había sido concedido un plazo de a penas cuatro días -siendo que dos de los cuales coincide en fin de semana-, habiendo gente que pierde la mañana entera de este 11 de septiembre para al final no poder hacer absolutamente nada.

5- 11 de septiembre de 2009: ante tal colapso, aquella persona que se decidiese a llamar al teléfono de información ofrecido por la propia Universidad, se encontraría con que muy lejos de ofrecerle una solución le echarían la culpa de intentar efectuar ese día la matrícula y le acusaría de ser responsable junto con los otros estudiantes de haber creado la avalancha que colapsó el servidor web.



En virtud de todo ello se pueden extraer las siguientes conclusiones:

1- Fracaso absoluto de la nueva modalidad de formalización de matrícula de la UGR, siempre y cuando su objetivo fuese facilitar y agilizar los trámites burocráticos. Ahora bien, si se tiene en cuenta la tesis de Giovanni Sartori de que a finales del siglo XX se ha producido el paso del homo sapiens al homo vidents, y si, por consiguiente, el único objetivo de la UGR era el de dar una imagen avanzada y progresista por el empleo de las nuevas tecnologías, para lo cual difundió esta iniciativa por todos los medios de comunicación de la provincia, entonces se puede considerar que su objetivo ha sido alcanzado con éxito.

2-Incompetencia, porque como acostumbra a acontecer en este país, cada vez que se lleva a cabo una innovación, en lugar de resolverse un problema se crean otros nuevos o se agravan los anteriores. La imprevisión o el intento de economizar, o ambas cosas, a la hora de elegir un servidor web insuficiente es un claro ejemplo de ello. Pero más paradigmático resulta aún la ausencia de un plan alternativo o de cualquier tipo de solución ante un imprevisto. Por muchas nuevas tecnologías que sean empleadas la UGR no dejará de ser la Universidad de Granada, es decir, la universidad de una ciudad de Andalucía, de un país como España, nación que en algunos aspectos se encuentra tan al sur de Europa que es casi África.

3- Desprestigio. La UGR, como toda universidad o como cualquier centro educativo, son un ejemplo para la sociedad y, especialmente para las nuevas generaciones. Pues bien, el ejemplo que aquí ha dado la UGR es la de la denigración del género humano, dejándolo en manos del lado más siniestro de la corriente tecnicista que tan fascinados tiene a algunos. En efecto, no hay más humillación para el género humano que el hecho de que el Hombre tenga que estar al servicio de las máquinas, cuando bien debería de ser al revés, siendo éste uno de los grandes problemas que carcomen los cimientos de la sociedad occidental en la actualidad, y que muy bien aborda Benedicto XVI en su última encíclica Caritas in Veritate.



Dicho todo esto, sólo queda felicitar muy efusivamente a los responsables de la UGR por su encorajado esfuerzo en crear una facultad de élite. Con certeza que van por buen camino.